martes, julio 29, 2008

Elizabeth Costello (John Maxwell Coetzee)




John Maxwell Coetzee (9 de febrero de 1940, Ciudad del Cabo) Escritor sudafricano. El 10 de diciembre del 2003 (anunciado el 2 de octubre), fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose así en el cuarto africano que lo recibe. Pasó su infancia y su primera etapa formativa entre Ciudad del Cabo y Worcester, también en la provincia de El Cabo. Se licenció en matemáticas e inglés en la Universidad de Ciudad de El Cabo. A comienzos de los años 60 se desplazó a Londres (Inglaterra), donde trabajó durante algún tiempo como programador informático. Dejó constancia de esta etapa de su vida en su novela Juventud (2002). Más tarde realizó estudios de postgrado en literatura en la Universidad de Texas (EE UU), tras lo que dio clases de lengua y literatura inglesas en la Universidad de Búfalo (EE UU) hasta 1983. En 1984 volvió a Sudáfrica a ocupar una cátedra en Literatura inglesa en la Universidad de Ciudad de El Cabo, donde ejerció la docencia hasta su retiro en el año 2002. En la actualidad desempeña funciones de investigador en el Departamento de inglés de la Universidad de Adelaida (Australia).

Fue el primer escritor galardonado en dos ocasiones con el Premio Booker (el más prestigioso de la literatura en lengua inglesa), por sus obras Vida y época de Michal K. (1983), la historia de un luchador por la libertad de su país, y Desgracia (1999). Además de novelas, también ha publicado numerosas críticas literarias y diversas traducciones. En sus obras, marcadas por un estilo simbólico y metafórico, cuestiona el régimen del apartheid y cualquier tipo de racismo, y explora sus negativas consecuencias en el hombre y en la sociedad.

Elisabeth Costello es una reconocida novelista australiana cuya dilatada vida se nos revela a través de un ingeniosa serie de ocho conferencias. Desde el discurso de aceptación de un premio en una facultad de letras de Nueva Inglaterra, una conferencia sobre ella celebrada en Amsterdam hasta una lectura del poeta Robert Duncan plena de alusiones sexuales. Coetzee conduce al lector inexorablemente hacia un final que, como es habitual en este autor, nos impulsa a la reflexión más profunda.