lunes, octubre 11, 2010

Carta al director de La Voz de Galicia (remitida pero no publicada)

Destinatario:


Admirado Xosé Carlos Caneiro:


No puedo, por esta vez, coincidir con usted en lo publicado en su columna de la Voz de Galicia del sábado día 4 pasado, en lo referente al Sr Neira, aunque coincida en su visión de la dos Españas. Permítame explicarme.


El Sr Neira, en un episodio no muy bien explicado, pero que le honra, ha defendido a una mujer de las agresiones de su pareja. Con todos mis respetos a quien opine lo contrario, no considero que esa acción sea motivo suficiente para elevarlo a los altares, sin saber si ha llevado a cabo los milagros que para ello se le exijen a los santos.


Ustedes, los intelectuales, deberían haberse percatado de la oportunidad política de la creación “ad hoc” del organismo para que fuese dirigido por el Profesor Neira y de la inteligencia política de quién concibió la idea.


¿Acaso si el Sr. Neira no hubiese sido Profesor, esto es un elemento teóricamente edificante de la sociedad, habría sido tenido en cuenta? Basta repasar la prensa de esos días para leer que al menos una persona fue apuñalada gravemente por defender “cuerpo a cuerpo” a una mujer maltratada y del que jamás hemos sabido nada. Creo que merecería al menos ser portero de la organización que preside el Sr. Neira.


Recuerdo del Sr. Neira los exabruptos verbales en contra del agresor y de su pareja que achaqué al trauma posterior a su coma y que disculpé. Pero posteriormente no he oído que haya puesto su organización al servicio de la maltratada, ni he leído una palabra de compasión para el maltratador en razón de su adicción. No obstante, el profesor Neira sí espera compasión y comprensión para sus graves deslices, que por algo es una persona respetable y digna.


Soy, admirado Caneiro, de aquella España a quién le repugna la bazofia, los ídolos de merengue y barro, pero también de la que no comulga con ruedas de molino y desde pocos meses después de su salida del doloroso coma, de lo que me he alegrado sinceramente, he sospechado que el Profesor Neira es una gran rueda de molino movida por intereses tan bastardos como interesados.


Lo lamento, Don Xosé Carlos, pero yo no me creo al Profesor Neira, y no es de ahora, como tampoco he creído en quienes lo elevaron. Solamente darle la razón en que no deberían ser aquellos que lo encumbraron apresuradamente quienes apresuradamente lo quieran descabalgar. Un error no se corrige con otro error.


Me quedo pues en la España de la mesura y la proporción que jamás perdonará a “mequetrefes, incompetentes y cuatreros” pero que duda de los intrépidos y heroicos.

Mi admiración.


C. L. S.