domingo, junio 17, 2012

Ensoñación


Silencio de sonido helado, mil veces sueño,
que perlas de rocío ardiente la negra noche,
robaste mi esperanza, esclava ahora sin dueño,

ya sólo estéril recuerdo de un vago reproche.

Lunas por pupilas, dilatadas de locura,

hicieron deslumbrante la luz de su mirada.
Atrapado en ese instante, libre de atadura,
podía ignorar el mundo, ella era mi morada.

La realidad era una quimera sin distancias

donde nada me podía despertar de sus besos
salvo sentir sus labios alejándose de mí.

El deseo me envolvía con suaves fragancias

y su alma era buena, necesitada de excesos.
Había estado muerto hasta que soñé vivir.

® Neuromante 2012